miércoles, 2 de septiembre de 2009

Invierno

No sabía lo que estaba pasando. El invierno se tomaba los meses y las lluvias amenazaban cada atisbo de sol. Septiembre frío, y ni el polen se paseaba.

Te miraba con ojos lluviosos, esos ojos acrisolados que no mienten. El invierno se tomó la cama y tu mano en la mía. Pues parecías sereno y desentendido, y cómo me dolía el frío en los huesos y tus risas dispersas.

Es que deseaba desde mis entrañas que llegara la primavera y esos ojos embobados tuyos que hace tanto, tanto tiempo se perdieron en alguna sábana.

Cuando vuelva no te dejaré ir,
mientras tanto solo voy a estar tomando té,
asintiendo sin saber y recorriendo canciones viejas
buscándole algún sentido a lo que hoy está en el suelo junto a un par de hojas secas.

Cuando vuelva no te dejaré ir
Porque estás dando vueltas en el cielo, aunque las nubes burlonas no me dejen ver
Nubes lloronas, como niñas mañosas, me devolverán al sol, la playa y tus calcetines.

Porque estoy desarmada, tonta y triste
Porque no te diste cuenta antes y porque no lo entenderías nunca